Hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer, día cuyo origen encontramos en la Carta de las Naciones Unidas, firmada en 1945, que fue el primer acuerdo internacional donde se afirmó el principio de igualdad entre mujeres y hombres. Desde entonces, la ONU y otras organizaciones han ayudado a crear un legado histórico de estrategias, normas, programas y objetivos acordados internacionalmente para mejorar la condición de las mujeres en todo el mundo.
En la Agenda 2030 de la ONU encontramos, en cuanto a Igualdad de género, los siguientes objetivos claves:
- Velar por que todas las niñas y todos los niños terminen los ciclos de la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados escolares pertinentes y eficaces.
- Procurar que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y a una enseñanza preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria.
- Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo.
- Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación.
- Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina.
Todos estos objetivos son muy claros y deseables, sin embargo, sabemos que no se podrán lograr sólo con que estén escritos y declarados. Las leyes que protegen la igualdad de género en diversos aspectos pueden ayudar, las oportunidades que ahora se dan en mucha mayor igualdad de circunstancias que en épocas no muy lejanas, ya existen; pero si queremos realmente luchar por la igualdad de género debemos de tener muy en cuenta lo siguiente: hombres y mujeres somos iguales y tenemos los mismos derechos y obligaciones como personas, pero también somos diferentes no sólo físicamente, sino psicológicamente.
Nuestra identidad como mujeres u hombres va más allá de nuestra apariencia física y nuestra forma de comportarnos. La identidad del ser humano está arraigada en su alma, en su esencia. Hay muchos estudios que abalan cómo es que el cerebro de la mujer y el hombre funciona diferente, tantos terapeutas y psicólogos que nos enseñan cómo las mujeres procesamos de distinta manera los acontecimientos del día, cómo reaccionamos distinto; de igual modo la forma en que desarrollamos y expresamos nuestra afectividad.
Y sin embargo, a veces parece que queremos caer en el extremo contrario de luchar tanto por la igualdad de género que se pierden de vista nuestras diferencias. Cuando hay que entender que las diferencias justo es lo que enriquece nuestras relaciones personales y profesionales. Es en las diferencias en donde encontramos puntos de apoyo y puntos de crítica, lo que genera un diálogo con más visiones a tomar en cuenta.
Así que, sigamos luchando por la igualdad de género y aprovechando todas las oportunidades que ahora como mujeres se nos presentan mucho más a la mano. Pero recordemos en no caer en el extremo de creer que la igualdad elimina nuestras características únicas: no dejemos de agradecer la educación de un caballero que te abre la puerta, no dejemos de lado a nuestras familias por sueños profesionales, encontremos el balance.
Ciertamente es difícil a veces dónde trazar la línea para encontrar ese balance, como mujeres, entre nuestra vida profesional y familiar, nuestras amistades y los eventos profesionales, nuestro activismo y el descanso necesario, o simplemente: nuestro papel de ser la piedra angular de nuestras familias , o parte de ella. Porque no se puede negar que la mujer tiene más sensibilidad para el cariño y la ternura, para el cuidado de las cosas y las personas, que el hombre. No se trata que la mujer vuelva a quedarse en su casa, sino de ver cómo si podemos dar lo mejor de nosotras en nuestros distintos roles.
¿Cómo lograrlo?
- Será bueno tener una lista de prioridades que incluya, en primer lugar, a las personas más cercanas, así como deberes y asuntos urgentes.
- Concentrarnos en lo que tenemos que hacer, no perder tiempo con la tecnología a nuestro alrededor sino estar en donde debemos de estar, haciendo lo que debemos hacer. Así será más fácil seguir sacando pendientes.
- Pero recuerda: dale primero tiempo a lo importante, no se requiere de contar cuánto tiempo, sino la calidad que le des.
- No desaproveches las oportunidades que se te presenten en campos de estudio o profesiones, solo recuerda comunicarlo con tu familia y, si tienes pareja o hijos, reorganizarse para que se puedan seguir apoyando mutuamente.
- La clave es no creer que podremos hacer todo solas: la igualdad de género no se estableció para hacer hombres y mujeres aislados, sino comunicativos y colaborativos. Aprovecha las destrezas de los demás, ya sea en casa o trabajo, para apoyarte en ellos y así poder concentrarte y dar lo mejor de ti.
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