• Un centenar de oncólogos e investigadores internacionales se reunieron en el II International Workshop ‘Integrating Genomics in Cancer Management’ (Integrando la genómica en el manejo del cáncer) del 23 al 25 de mayopara tratar los enfoques genéticos más relevantes en la segunda edición de este simposio de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid.
Existen más de 200 tipos de cánceres con subtipos diferentes. ¿Qué es lo que este conjunto de enfermedades tienen en común? Una alteración en el ADN, que no necesariamente quiere decir que sea hereditario.
Es por esto que toma relevancia la genómica (rama de la biología molecular que determina series completas del ADN para ayudar a entender una enfermedad y encontrar la mejor cura), tanto para conseguir un diagnóstico más preciso como para un tratamiento personalizado del cáncer.
Las principales novedades que aporta esta segunda edición se centran en la mayor implicación de la genómica aplicada a la inmunoterapia, tema al que se dedicará toda una sección del simposio, así como el mayor peso de la biopsia líquida como procedimiento diagnóstico y de seguimiento terapéutico. Ambos aspectos constituyen las dos puntas de lanza de la actual reunión científica.
Utilidades de la genómica
La genómica tiene como objetivo predecir la función de los genes a partir de su secuencia o de sus interacciones con otros genes.
“La genómica –afirma el Dr. Ignacio Gil-Bazo- aporta la posibilidad de seleccionar de forma óptima el mejor tratamiento para el paciente con cáncer”.
Permite localizar una alteración genética, directora del tumor (la causa por la que se ha generado), que es la que dirige el avance de la enfermedad oncológica y contra la que existe un tratamiento dirigido. En definitiva, añade el especialista, “permite tratar de forma selectiva ese tumor mediante un fármaco muy concreto que se dirige a esa diana genética específica”. De este modo, advierte, se consigue seleccionar el mejor tratamiento para los pacientes, “no para todos, sino para aquellos en los que se puede demostrar que existe esa alteración genética, que es la diana contra la que se dirige ese fármaco concreto”. Igualmente, dicha selección de un tratamiento específico, permite incrementar notablemente la eficacia terapéutica reduciendo considerablemente la toxicidad asociada.
Desde el punto de vista de la investigación clínica, “la genómica nos permite explorar biomarcadores predictores de la respuesta a distintos tratamientos frente al cáncer”, añade el Dr. Antonio González-Martín.
Biopsia líquida
Antes se debía extraer una muestra del tejido tumoral y examinarlo para conocer cómo se desarrollaba el cáncer. Los tumores en metástasis liberan células (ADN) en el torrente sanguíneo, por lo que al extraer una muestra de sangre se pueden detectar las mutaciones particulares de ese tumor. A esto se le conoce como biopsia líquida.
De este modo, mediante un simple análisis de sangre somos capaces de evaluar y estudiar potencialmente las alteraciones de esos genes en cada ciclo del tratamiento y su variación en el tiempo. “Posibilita la monitorización de la alteración genética de forma no invasiva por lo que podríamos anticiparnos potencialmente a la progresión clínica y radiológica, al observar que se produce un incremento de la presencia de esa alteración en la sangre, a pesar del tratamiento”, destaca el Dr. Gil-Bazo.
Esta técnica “puede ayudar también a la predicción de las respuestas o resistencia innata del tumor a la inmunoterapia” y, en segundo lugar, “a la selección del mejor tratamiento de inmunoterapia que ese paciente puede recibir”.
Puedes contactar al Departamento de Comunicación de la Clínica Universidad de Navarra en el teléfono 948 296 497.
Santiago Fernández-Gubieda
Mónica Ruiz de la Cuesta
Katrin Astiz
María Luisa Guerrero
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