Día Intl. de la Mujer

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Más que conmemorar una fecha precisa –ya que hay toda una historia sobre cómo se eligió el 8 de marzo, puesto que en el siglo XIX se celebraba en otras fechas y no en todos los países–, en este día se nos invita a hacer conciencia sobre la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer en todo ámbito: social, económico, político, familiar.

Hoy vivimos en una época en la que es muy común oír hablar de equidad, igualdad y tolerancia; sin embargo, no dejamos de ser testigos de las grandes desigualdades en que mucha gente vive en diversos países y no sólo por cuestiones económicas, sino también por razones religiosas, injusticias sociales o guerras.

Y como siempre, cuando hay injusticias los que más sufren son los más vulnerables: las mujeres, los niños, la gente mayor. No pasan más de cinco minutos en cualquier medio que transmita noticias sin que veamos la imagen o escuchemos sobre personas huyendo de guerras, mujeres cargando a sus hijos muertos de hambre, sobre refugiados sin esperanza, dreamers atemorizados por la deportación o políticos asesinados o corruptos. Afortunadamente, también podemos encontrar movimientos ciudadanos y personas que difunden y brindan testimonios sobre las labores que realizan desde diversas instituciones en favor de los más necesitados, la igualdad de derechos y la exigencia de un mundo sin violencia y corrupción.

Dentro de este género de noticias encontramos a muchas mujeres. Mujeres fuertes que, a pesar de ver su vida devastada por la violencia, la injusticia o la falta de oportunidades, luchan y se hacen escuchar. Se trata de mujeres de todo ámbito, raza y religión. Entre ellas tenemos a personas tan distinguidas como:

Malala YousafzaiMalala Yousafzai, de origen pakistaní, quien, siendo una niña, luchó en favor del derecho femenino a recibir educación en su país. Por ello fue víctima de un atentado perpetrado por extremistas y fue baleada. No obstante, se mantiene firme, luchando por la misma causa. Recibió el premio Nobel de la Paz en 2014.

Rigoberta Menchu

Rigoberta Menchu, líder indígena guatemalteca, miembro del grupo maya quiché, defensora de los derechos humanos de los pueblos indígenas y embajadora de buena voluntad de la UNESCO. También es Nobel de la Paz (1992) y premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.

Indira GandhiIndira Gandhi, primera mujer en ejercer el cargo de Primer Ministro en la India, donde se mantuvo casi sin interrupción de 1966 a 1984. Luchó por la independencia de su país en colaboración con Gandhi (sin parentesco), fue jefa de su partido político, titular de varios ministerios y aceleró la industrialización de su país. Terminó siendo asesinada a traición por dos miembros de su guardia de seguridad.

Immaculee Ilibagiza

Immaculée Ilibagiza, ingeniera, escritora y conferenciante, sobrevivió el genocidio de Ruanda en 1994, cuando tenía 22 años. Permaneció 91 días encerrada en un baño estrecho y oscuro junto con otras mujeres para evitar ser asesinada. Perdió a sus padres y a la mayoría de sus hermanos, sólo le quedó uno. Su gran testimonio habla del perdón, tan difícil de alcanzar en un mundo donde todos quieren cobrar venganza por su propia cuenta. Immaculée aprendió en esos días de encierro que de nada le servía odiar a los asesinos de su familia y su pueblo, y que mucho podría hacer por ella misma y muchos otros si aprendía a perdonarlos con la ayuda de Dios:  «el amor de un solo corazón puede marcar la diferencia. Creo que podemos sanar a Ruanda y a nuestro mundo sanando un corazón a la vez. Espero que mi historia ayude».

Sor Juana Ines de la CruzSor Juana Inés de la Cruz, ingresó a los 21 años a la orden religiosa de las jerónimas y plasmó en sus escritos una gran pasión por el conocimiento, el cual se negaba a las mujeres de su tiempo. Se le puede considerar la primera feminista del Nuevo Mundo y, sin duda, la escritora más importante de habla hispana en el siglo XVI. En poemas como las Redondillas y Hombres necios argumenta claramente su lucha por la paridad entre hombres y mujeres. En su carta Respuesta a Sor Filotea de la Cruz declara la defensa del derecho a la educación de la mujer. Sor Juana dominó los géneros de la poesía, el teatro y la prosa; demostró, incluso en esa época, que se puede ser al mismo tiempo mujer, artista, intelectual y erudita.

Estos son apenas unos cuantos ejemplos de las mujeres que nos muestran, con hechos, que no importa la edad que tengas, la raza o tus circunstancias. Uno debe de luchar por lo que es correcto y verdadero. La igualdad de derechos entre hombres y mujeres es una de esas cuestiones, pues no es cuestión que pueda ponerse en duda, sino que así es conforme a los derechos fundamentales del Derecho Internacional.

El hombre y la mujer existen para complementarse y ayudarse mutuamente en la vida. Su igualdad en dignidad les confiere los mismos derechos y obligaciones, así que, al reconocerlos dentro de nuestra sociedad, sólo estamos afirmando lo que ya debía existir desde antes. Incluso cuando en muchas épocas de la historia la sociedad haya desvirtuado esa igualdad, dicha igualdad en esencia existía, forma parte de los derechos humanos que nos hacen iguales y libres desde el momento del nacimiento.

Por lo mismo, reflexionemos sobre el panorama completo que nos ofrecen las mujeres a las que hemos aludido: celebrar en este día la equidad de los derechos entre hombres y mujeres nos debe impulsar a aprovechar que vivimos en una sociedad que los reconoce; aprovechemos la oportunidad que tenemos de ejercer nuestro voto de manera libre, responsable y secreta, la de estudiar y no quedarnos en la ignorancia, sino siempre buscar nuevas cosas que aprender, la de trabajar profesionalmente y luchar por ir encontrando nuevos horizontes y retos.

Y, por supuesto, no dejemos de lado nuestro derecho primordial y más nuestro: el derecho que tenemos de formar una familia y traer al mundo a nuestros hijos. Este mundo podrá decirnos muchas cosas, pero recordemos que no todo lo que brilla es oro. No nos dejemos maravillar por los distintos caminos que hoy nos ofrece nuestra sociedad sin tomar en consideración a nuestra familia. Antes que ser ciudadanas, estudiantes o profesionistas, somos hijas de nuestros padres y podemos llegar a ser esposas y madres. Olvidar nuestro toque femenino, la expresión de cariñoso en una palmadita, nuestro sazón casero o nuestro instinto materno es olvidar una gran parte de lo que podemos ser.

Como en todo, la meta radica en lograr la armonía entre lo que somos y queremos ser, lo que queremos hacer y lo que debemos evitar, lo que deseamos alcanzar y cómo lograrlo.

Demuéstrate a ti misma que tu papel como mujer, único e irrepetible, lo puedes llevar a las aulas, a la oficina, a la casilla y, sobre todo, a tu propia casa.

Que el ajetreo de la vida cotidiana no borre tu dulzura o tu sonrisa; quizá represente un gran reto, pero esa es justo una de las grandes capacidades de la mujer: puede estar en más de un lugar a la vez, conectar ideas impensables y así ir haciendo cada día un mundo mejor para los demás y para sí misma.

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