Es común escuchar que lo que le falta a México es educación y que con ella se podrán resolver todos los problemas de nuestro país. En lo personal no sé si sólo con la construcción de escuelas o con reformas educativas se resolverá la situación de la pobreza educativa que hoy existe y nos atormenta como país. Tampoco estoy seguro de que educando a los jóvenes se puedan resolver todos los obstáculos o que con personas educadas no surjan más conflictos, pero considero que sin una sociedad educada ninguna dificultad se resolverá por completo.
El porcentaje del analfabetismo en México ha disminuido considerablemente. Según el INEGI, de 1970 a 2015 bajó del 25.8% al 5.5%, lo cual indudablemente es un gran logro, pero ¿basta con mandar a los niños a la escuela? ¿Resulta suficiente que nuestra población sepa leer y escribir? Que el grado de escolaridad promedio en México aumente, ¿nos garantiza un mejor futuro?
Primero debemos notar que una buena educación no implica exclusivamente conocimientos: para que la educación pueda fundamentar un mejor futuro tiene que ser integral; es decir, sin dejar de lado los conocimientos, también ha de formar una mentalidad crítica y estructurada que sepa aplicarlos sin egoísmo en beneficio de la sociedad.
Además de lo aprendido en las escuelas, una persona bien educada debe contar con valores que guíen sus decisiones con rectitud y congruencia. Sumando los conocimientos y valores a una buena cultura, llevaremos a México a ser una mejor sociedad en la que crezcamos juntos y los problemas sean más fáciles de resolver.
No basta con que existan más escuelas ni que tengan un mejor nivel académico. Una formación integral va más allá de las instituciones educativas, se adquiere en casa, con la familia. En su seno aprendemos valores, adoptamos una forma de ser y de pensar que deriva del ejemplo y de las enseñanzas de los miembros de nuestra familia.
¿De qué sirve que los jóvenes tengan un conocimiento muy amplio si no saben utilizarlo o lo usan de una manera egoísta que sólo les beneficia a ellos mismos? Cuando esto sucede el avance social se frena, pues no se busca el bien de la sociedad, sino el propio provecho a costa de los demás. Si no generamos un sentido de compromiso y solidaridad con nuestra sociedad, con los más necesitados, los que gozan de una buena educación pueden muy fácilmente caer en la situación cómoda de culpar a ciertos sectores de la administración pública por los problemas de nuestro país, sin darse cuenta que el bien de nuestra sociedad es en responsabilidad compartida.
La educación es el fundamento principal para la aceleración del progreso social, pero no debemos olvidar el verdadero significado y alcance de la educación: ciertamente es necesario adquirir conocimientos, pero llega el momento en que, sin valores, los conocimientos son insuficientes. Por ello, una educación integral ha de proporcionar una actitud crítica y responsabilidades al conocimiento impartido.
Fuente: http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/analfabeta.aspx?tema=P
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