La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad crónica, sistémica y de carácter autoinmune que puede afectar a cualquier persona alrededor del mundo aunque suele ser más frecuente en ciertas etnias como en afroamericanos e hispanos. Es más frecuente en el género femenino aproximadamente una relación de 2 a 3 por cada hombre. Suele afectar en cualquier década de la vida aunque se ha visto más frecuente entre la cuarta y la quinta. Se calcula una prevalencia del 1 al 2% a nivel mundial.
Tomando en cuenta su historia natural la enfermedad puede iniciarse de forma gradual (la cual suele ser la más frecuente) y por ende es la que peor pronóstico tiene ya que el diagnóstico y el tratamiento no se realizan de forma oportuna por lo atípico de los signos y síntomas.
Otras formas de historia natural de la enfermedad son la forma monoarticular de progresión lenta la cual se puede presentar en el 25% de los casos y suele iniciar con articulaciones de gran calibre, aquí debemos tomar en cuenta diagnósticos diferenciales como artritis gotosa, artritis infecciosa, artritis reactiva antes de sospechar en AR.
La forma poliarticular aguda es de las menos frecuentes, esta se presenta en menos del 5% de los casos sin embargo suele tener un mejor pronóstico ya que cumple criterios de clasificación del Colegio Americano de Reumatología desde el inicio y se puede iniciar un tratamiento adecuado para evitar que progrese la enfermedad.
De igual forma hay diferentes patrones de progresión de la enfermedad como son la forma policíclica, monocíclica y progresiva. De no muy grata manera la forma policíclica es la más frecuente (70% de los casos) y esta se define como el vaivén entre recaídas y remisiones. Otra es la monocíclica la cual se presenta en el 20% de los casos y tiene la característica de llegar a un pico máximo de la enfermedad y por razones que aún desconocemos lleva a un periodo de remisión permanente de la enfermedad.
Con estos datos iniciales podemos considerar y conocer que no todos los tipos de AR son iguales y es importante diagnosticar de forma oportuna para no perder tiempo en el tratamiento ya que una parte importante del pronóstico depende de esto.
Diagnóstico:
El diagnóstico de la AR se basa en los 7 criterios de clasificación del Colegio Americano de Reumatología revisados en 1987 que se desglosan a continuación:
- Rigidez articular matutina mayor a 1 hora.
- Artritis de 3 o más grupos o áreas articulares.
- Artritis de manos.Artritis simétrica.
- Nódulos reumatoideos.
- Factor reumatoide positivo.
- Cambios radiográficos compatibles con la enfermedad.
- Con la presencia de 4 ó más criterios tenemos una alta sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de la enfermedad, sin embargo es importante comentar que no son criterios diagnósticos sino criterios de clasificación de la enfermedad.
Manifestaciones Clínicas:
Laboratorio y Gabinete:
En este rubro lo que nos ayudará más que nada serán los reactantes de fase aguda, los cuales traducen proceso inflamatorio con alta sensibilidad. Como ejemplos tenemos a la Proteína C Reactiva, Velocidad de Sedimentación Globular, Hemoglobina y el conteo plaquetario los cuales se modificarán dependiendo la actividad de la enfermedad, de igual forma nos ayudan para hacer un seguimiento de la respuesta terapéutica.
En lo que respecta al Factor Reumatoide (FR), este es un anticuerpo dirigido a la porción FC de otro anticuerpo. Este se ha relacionado con la enfermedad sin embargo hay que tomar en cuenta que no es diagnóstico. Existe un 5 a un 10% de la población normal con este factor positivo sin tener la enfermedad, además depende mucho la técnica y los valores resultantes.
Otro tipo de anticuerpo que nos ayuda para el diagnóstico y con más especificidad que el FR es el anticuerpo antipéptido cíclico citrulinado (anti-CCP) el cual se ha observado en los procesos inflamatorios que se producen por la enfermedad. Tomando en cuenta que existe la Artritis Reumatoide seronegativa (la cual significa AR con factor reumatoide negativo) esta puede ser anti-CCP positiva y complementar nuestro diagnóstico con mayores fundamentos.
En lo que respecta a estudios de gabinete lo que se toma en cuenta en los criterios del Colegio Americano de Reumatología es el estudio radiográfico tomando en cuenta la presencia de erosiones y osteopenia yuxtaarticular sin embargo actualmente se están introduciendo nuevos estudios como la Tomografía Axial Computada, la Resonancia Magnética y el Ultrasonido Músculo-Esquelético los cuales han demostrado la presencia de cambios propios de la enfermedad aún cuando la Radiografía no lo presenta.
Tratamiento:
Hay varios tratamientos encaminados a modificar la enfermedad entre ellos podemos dividir 3 grupos de medicamentos:Los antiinflamatorios y analgésicos: Los cuales ayudan de forma complementaria a quitar los síntomas pero si no se da con algún otro tratamiento la enfermedad sigue su evolución, es importante distinguir inflamación de progresión.
Los FARME biológicos: Los cuales son medicamentos que se aplican ya sea de forma subcutánea ó intravenosa que han demostrado, de igual forma, disminuir la progresión radiográfica de la enfermedad, aunque hay indicaciones precisas para este tiempo de tratamiento así como un protocolo a seguir previo al inicio del manejo ya que pueden aumentar el riesgo de infecciones leves y graves así como otros efectos adversos que se han publicado y que deben tomarse en cuenta.
Los Fármacos Anti-Reumáticos Modificadores de la Enfermedad (FARMEs) no biológicos: Estos son algunos medicamentos que han demostrado contra placebo que disminuyen la progresión radiográfica de la enfermedad y por ende disminuyen riesgo de secuelas y deformidades.
Hay que tomar en cuenta que el tratamiento de la AR no sólo es farmacológica sino que se necesitan medidas complementarias como ejercicio, rehabilitación, dieta y otras medidas complementarias que han demostrado beneficios en la complementariedad con el manejo farmacológico.
En conclusión, la AR es una enfermedad crónica que puede controlarse si cae en manos expertas ya que existen muchos tratamientos homeópatas que no ha demostrado eficacia pero, al disminuir las molestias las personas continúan en el manejo, sin embargo, deben tener presente que la enfermedad sigue progresando a menos que no se inicie un tratamiento adecuado.
Artículo propiedad de Universo Médico
Escrito por el Dr. Jorge Alberto Barragán Garfias
Médico Reumatólogo Cédula Profesional 4544818, Cédula de Especialidad: 6384322
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